Enoturismo, una buena forma de dar a conocer el trabajo en el campo

La fractura entre el mundo urbanita y el rural ha sido objeto de debate en muchas ocasiones, sobre todo por el desconocimiento que existe entre los habitantes de las grandes ciudades acerca de la realidad del campo. Cómo se trabaja hoy en día en los cultivos, de dónde proceden los alimentos que consumimos o la tecnología que incorporan los tractores y aperos que los agricultores utilizan en su día a día sorprenden a todos aquellos que siguen considerando la actividad agraria como algo de “segundo nivel”.

La expansión del turismo rural está sirviendo para acercar la realidad de la vida y el trabajo en los pueblos a un buen número de estas personas. El enoturismo en concreto, se destaca como una actividad en auge que ofrece la posibilidad no solo de conocer el mundo del vino, todo lo relacionado con su elaboración y la cultura que existe en torno a él, sino también la oportunidad de profundizar en el trabajo de los profesionales del campo para obtener siempre los mejores resultados. Se trata, por tanto, de una buena forma de unir ambos mundos y abrir una ventana al conocimiento del trabajo y la tecnología que se emplea en la actividad agraria.

La importancia del enoturismo queda reflejada en los datos ofrecidos por el Observatorio Turístico Rutas del Vino de España, elaborado por la Asociación Española de Ciudades del Vino (ACEVIN) en su estudio correspondiente al segundo semestre de 2019 y primero de 2020. En la confección del informe intervienen los establecimientos que forman parte del Club de Producto Rutas del Vino de España (RVE), y se lleva a cabo mediante encuestas a los viajeros nacionales e internacionales que visitan las diferentes rutas del Vino de España.

De entre los datos que se ofrecen en el informe cabe destacar que los viajes en pareja son los más frecuentes en este tipo de turismo –un 45,3% del total–, seguidos por los realizados por grupos de amigos, que representan el 30%. Las familias con niños suponen un 10% de los viajes mientras que las familias sin niños alcanzan el 6,8%. Finalmente se encuentran aquellos que viajan en un grupo organizado (3,9%) y los que lo hacen en solitario (3,4%). Estos viajes son normalmente escapadas de fin de semana o puentes, y tienen una duración media de 2,41 días. El desplazamiento hasta el destino se realiza con el vehículo propio o alquilado en el 84,5% de las ocasiones.

Actividades

La visita a las bodegas es, sin duda, la actividad principal de aquellos que practican el enoturismo, con una media de 1,97 bodegas visitadas en cada viaje por las diferentes Rutas del Vino de España. Otras de las actividades que se realizan durante estas escapadas son la visita a pueblos (63,1%), un dato que refleja la importancia del turismo vinícola en la dinamización turística de los municipios. La gastronomía local también juega un papel importante en los viajes turísticos, siendo más de la mitad de los viajeros los que se acercan a degustar los platos típicos como complemento perfecto a su viaje y actividad estrechamente ligada al enoturismo.

Según el informe consultado, otras actividades estrechamente vinculadas al enoturismo, son las visitas a museos del vino (27,2% de los viajeros), la realización de actividades de contacto con la naturaleza (25,6%) y las actividades culturales.

También cabe destacar las visitas y actividades en los viñedos, en las que se involucran nada menos que un 17,7% de los viajeros, la participación en eventos enoturísticos (9,4%) y la asistencia a cursos de cata (8,5%).

De este informe se puede concluir que las actividades que más demandan aquellos que realizan enoturismo son las relacionadas con la producción de vino –como la visita a las bodegas, la degustación de vinos y el interés por la gastronomía de la zona–. Sin embargo, destaca el cada vez mayor interés por conocer los pueblos y el entorno, aportando valor al patrimonio histórico y cultural. Y, por supuesto, conocer el cultivo y los trabajos en la viña son otro punto fuerte dentro de este conjunto de actividades.

Perfil del enoturista

El gasto medio que realiza el enoturista alcanza los 162,05 euros por persona y día. En este aspecto destaca la restauración –42,35 euros/día–, seguida del alojamiento –37,42 euros/día–. Compras de vino, visitas a museos y bodegas y compras de regalos relacionados con el mundo del vino son otras de las actividades que destacan por suponer un gasto bastante representativo.

El perfil medio del turista del vino corresponde principalmente con el de una mujer –representan el 57,2% del total– y la franja de edad más habitual oscila entre los 36 y los 45 años (27,8% de los visitantes), ligeramente superior a la de los visitantes de entre 46 y 55 años. El siguiente grupo de edad que destaca es el de 26 a 35 años.

Conocer el vino, su cultura y elaboración es la principal motivación a la hora de realizar este tipo de viajes para el 40% de los visitantes. Motivos de ocio y vacacionales son los que impulsan al 35% de los enoturistas. Rutas gastronómicas, visitas a amigos o la cultura del lugar a visitar son otros de los motivos que impulsan a realizar este tipo de viaje.

Como regla general, los enoturistas no son grandes entendidos en este mundo y mayoritariamente (40,2%) se declaran simplemente aficionados, es decir, que conocen ciertas características del producto y su cultura y disfrutan catando vino, visitando bodegas y conociendo más sobre su elaboración. Un 22,7% se consideran principiantes, personas que, con escasos conocimientos enológicos, buscan aproximarse a la cultura del vino de una forma lúdica, por lo que este tipo de actividades ofrece la posibilidad de hacer de ellos futuros aficionados al mundo del vino y su cultura milenaria.

Solamente un 20,8% de aquellos que hacen enoturismo se consideran apasionados o entusiastas, personas que conocen el producto y sienten verdadera pasión por él. A este perfil le interesa la perspectiva más cultural y ampliar conocimientos enológicos, descubriendo nuevas variedades, matices, tendencias y terruños.

Landini, siempre al lado del viticultor

Es altamente probable que, en sus visitas a las bodegas, muchos de estos enoturistas hayan tenido contacto también con Landini. No en vano, la histórica marca italiana cuenta con verdaderos tractores especialistas para llevar a cabo el trabajo más profesional en la viña. Un buen ejemplo de la complicidad entre Landini y la producción de vino de calidad la pudimos encontrar en la gira de demostración REXperience, cuya primera parada en España tuvo lugar en la bodega Vivanco, que alberga el Museo Vivanco de la Cultura del Vino, y que está ubicada en la localidad de Briones (La Rioja).

Considerado uno de los mejores del mundo, el Museo Vivanco ocupa una superficie de 4.000 m2 que incluyen cinco salas de exposición. A través del recorrido por estas salas se vive el vino como elemento civilizador presente en todos los pueblos que han vertebrado sus civilizaciones en torno al mar Mediterráneo. La exposición permanente es un gran espacio moderno y funcional que acoge las colecciones que la familia Vivanco ha ido adquiriendo durante tantos años. Desde vasijas centenarias, prensas y todo tipo de objetos relacionados con la vinicultura, hasta grandes obras de arte de autores como Picasso, Sorolla, Juan Gris, Chillida, Barceló, Genovés, etc., así como diferentes presentaciones audiovisuales donde descubrir todo sobre la historia, el presente y el futuro del vino.

En un entorno de cultura y excelencia como este, el Landini REX4 encaja a la perfección, puesto que su diseño se encuentra a la altura de las mejores obras de arte. En unas dimensiones reducidas, como exige el tipo de trabajo entre viñas, es capaz de ofrecer la mejor tecnología en cuanto a motorización, transmisión e hidráulica. Pero además cuenta con una cabina espaciosa y cómoda, a la altura de tractores muchos más grandes, destacando por el suelo plano y las máximas prestaciones en ergonomía y confort. Y para completar todo el conjunto, ofrece un diseño moderno, atractivo y funcional que no deja a nadie indiferente. Puro estilo Landini.

Quienes se acercan al mundo del vino a través del enoturismo buscan cultura, conocimiento y relajación. Cuando en uno de estos viajes tengan la ocasión de ver trabajando entre las hileras de viñedos a un tractor Landini REX, comprobarán que el mundo del vino es atractivo y singular, y verán sus expectativas más que satisfechas.

 

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